domingo, 14 de febrero de 2010

Mi silencio.

No es más que mis ganas de decir algo sensato,
algo que no rechaces,
ni que sientas que es una exigencia,
no pido, ahora espero,
espero a que todo se tranquilice,
no que vuelva a ser como antes, no,
pero si que volvamos a vivir algunos
instantes como los que añoro.

Mis labios se resecan y esperan la vitalidad de los tuyos,
mis manos han sentido de nuevo las tuyas,
están alegres, trabajan mejor,
pero mis demás sentidos están celosos
de no poder decir lo mismo,
son locuras, mis ojos te ven,
mi oido te escucha,
mi olfato siente tu perfume,
pero creo que los has vuelto adictos
a tu presencia cercana,
a escasos milímetros,
sin milímetros de distancia,
ahí, a esa distancia, tu perfume es otro,
tu voz distinta,
tus ojos son todos míos
y mi corazón palpita solo para tí.

Eso es lo que extrañan mis sentidos
aunque a mi boca le falta decirlo
y a mi cerebro le cueste admitirlo.

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