domingo, 17 de octubre de 2010

El porqué.

Estoy completamente convencido que cualquier hombre que te vea desearía ir acompañado de tí. Eres irresistible para muchos, tanto, que hasta voltean a verte o te siguen hasta que te pierdes a la distancia. Te piropean, te hacen sonrojar y en muchos casos te invitan a salir con ellos. ¿Eres deseada? Sí, también admirada. Lo sabes, no puedo dudarlo, tu seguridad es bastante grande. Si te conociera por primera vez y fuera otra persona, te apuesto que me acercaría a tí para verte más de cerca, tu silueta es bastante atrayente, tienes los atributos justos para que cualquier hombre se fije en tí. No dudes que pones a muchos nerviosos y se ponen a soñar, tú eres, muy atractiva, aunque a veces me digas: "vine en fachas", nada más lejano a la realidad, siempre llegas vestida de forma atractiva.

Por ejemplo, tus piernas enfundadas en ése pantalón, son como imanes para mis ojos, tu rostro no se queda atrás, te ves muy guapa, no necesitas maquillaje para mostrar tu belleza. Verte de reojo cuando pasas frente a mí, me permite comprobar que todo el conjunto que eres tú, es de admirarse.

En fin, se que sabes muy bien que eres atractiva y que varias mujeres en lo bajito, hablan de tí y te observan y envidian tu seguridad.

¿Cómo decirlo de otra manera? ¡Eres atractiva por naturaleza! Si yo estuviera hoy frente a tí por primera vez(todavía con la idea de ser otro), me paralizarías el corazón sin que dijeras una sola palabra. Y me pondrías a soñar, esperando volverte a ver, buscaría la manera de invitarte un café para después buscar qué mas hacer.

Pero, lástima, no soy otro, y yo lo primero que ví en tí, no fueron tus piernas, ni tu silueta, ni el calor de tus manos, ni la belleza de tu rostro. Yo lo primero que ví en tí, fueron esos ojos preciosos, que se abrieron de bella manera cuando pregunté ¿tú lees a este poeta?

Desde ése momento quedé prendado de tí, de tu inteligencia, de tu sonrisa, de tu ser. No de la parte material. Fue esa voz que me erizó la piel cuando dijiste "sí, me gusta lo que escribe ése poeta". Desde ahí te he conocido, poco a poco más, como persona, me he enamorado de tí, de lo que eres, con tus dudas, tus ilusiones, tus dichas, tus desdichas, tus enojos, tus silencios. Para mí, eres mucho más atractiva así en completa armonía entre tu ser y tu cuerpo. Existen muchos que te ven, pero no te conocen, muchos que platican contigo pero no desean tu espíritu, pocos saben que ves los árboles más allá de sus hojas. ¿Sabes quién entiende lo que observas en el árbol?

Me gustas, pero me gustas completa, la parte física es para mí muy atractiva pero no completa, creo estaría igual de enamorado de tí si estuvieras con kilos de más o con kilos de menos. En fín, como hombre que soy, no niego que desde tu cabello hasta los dedos de tus piés, me vuelven loco, pero, sin que estemos cerca, me pones la piel erizada, cuando me hablas por teléfono, cuando me dices tu molestia, cuando envías un mensaje o solo cuando te pienso.

Por lo tanto, quiero que sepas para finalizar, que me gustas, no lo niego, sabes muy bien, lo que me gusta sentir en mis manos y mis labios, pero también he vivido sin ellos por mucho tiempo y aún así sigo enamorado de tí, sabiendo que después de ése tiempo, vendrás de una dieta reductiva o de incremento, pero siempre siendo tú, sin observar, ni criticar, tu diferencia de peso.

Te quiero, pero por todo lo que eres, no solo por la parte material que todos ven. Si taparan mis ojos, de seguro te encontraría por tu perfume, tu voz, tu sonrisa o la forma en que tomarías mis manos.

Para mí eres muy guapa(sabes que me enloqueces cuando estamos solos), pero no estoy contigo solo por eso, es por todo tu ser(en primer lugar tu inteligencia).

sábado, 9 de octubre de 2010

Tu piel.

Llego a donde te encuentras, estás ahí, acostada, boca abajo, con tu brazo izquierdo recibiendo tu rostro, no lo veo, pero el color y forma de tu cabello no me dejan lugar a dudas: eres tú. Tu cabello cae como una cascada en tus hombros, están libres pero no inquietos, estás dormida supongo, tu respiración es tranquila y no me escuchas. Estás completamente desnuda, con tu piel con ése tono que me emociona, como cuando la veo a la luz de la Luna. Me acerco a tí, mi mano duda en tocarte, temor de despertarte, temor a que te molestes conmigo, es un instante, mi mano ya no se puede detener y aparta lo más delicadamente posible tus cabellos, los toca entre las yemas de los dedos, los disfruta, los deja.

Coloco suavemente mi palma en la blanca piel de tus hombros, inicio de tu espalda, cuán largo es el camino que quiero recorrer, toda esa piel que no se ofrece pero está ahí, mi mano se acerca cual fierro atraído por el imán, no sientes mi presencia en tus hombros y eso hace que me emocione más y comience a recorrer lentamente todo deteniéndome en los lunares que encuentro no para contarlos, solo para conocerlos, para grabarlos en mi memoria.

Sigo bajando, recorriendo el camino que me indica tu columna, no te mueves, no estás ausente, mi emoción es enorme, mis latidos incontables y mi mano lenta aún, quiere sentir todo: calor, suavidad, humedad, color.

He llegado a la Y que delimita tu espalda, he llegado al momento de la decisión, dar marcha atrás, o en definitiva buscar nuevos senderos en los montes que avisoro desde este punto donde estoy. La segunda opción es más tentadora y cedo ante ella, así que inicio mi recorrido por uno de los montes que me llevarán a tu talón, me quedo buen rato disfrutando en la altura preludio del descenso, desciendo por tus piernas, blancas como siempre las he visto, la Luna con sus rayos siempre me las ha enseñado así, pero ahora las tengo para mí. No puedo más y desciendo a tus pies, sin pensarlo volteo hacía arriba y desde la perspectiva que tengo, me encuentro en la necesidad de otra pregunta, regresar por el camino andado o iniciar una nueva aventura en tu otra pierna para regresar a tu espalda por otro camino, me cambio de camino e inicio ahora a sentir tus muslos, me gustan, lo sabes, al igual que tus piernas, no estoy tomando vuelo, al contrario, recorro más lento aún el camino de regreso pensando en la posibilidad de tu despertar.

Mis ojos saben que hay algo más, buscan y encuentran, es en la separación de esos dos montes de inicio y regreso, punto inicial y final tu espalda, donde mi vista se queda, esperando poder encontrar el tesoro escondido, ahora entiendo la luz que emana de tí, es el tesoro en el arcoiris que eres tú.

La subida es igual de emocionante que la bajada, ¡ho!, cuánta similitud en sensaciones, ambos sentidos encontrados, por fin llego al inicio de la subida que me permitirá ver desde el punto medio, hacia tus pies y hacia tu espalda. Quiero introducirme en la travesía de pasar de un monte a otro, pero sin dejar de sentir tu piel, ¿es mucho atrevimiento? lo pienso, dudo, sigo estando en la meseta, dando vueltas con toda la indecisión. Tiendo un puente con mis dedos, de tal forma que ahora estoy en ambos lugares sin perder a uno y otro, mis dedos cual abanico, se desplegan para disfrutar de esa doble sensación.

Mis ojos regresan a la duda, a la búsqueda del tesoro, sin más respuesta que tu respiración lenta.

Mis latidos están al borde de la locura, indecisión: ¡siempre apareces cuando no debes!

Quiero llegar más allá pero no te haz movido..., no volteas..., me alejo..., inicio mi partida.., despierto a la realidad: Sí, solo fue un sueño.