¡Vamos!

Llévame a ese lugar en el que solo tú conoces,
llévame poco a poco,
guíame como al ciego que soy,
solo tus manos saben comunicarme el camino.

Llévame con tus labios,
que sean ellos quienes me indiquen el camino,
abandóname por instantes,
para que grite tu nombre muy fuerte y te encuentre de nuevo,
deja que sienta el dolor del camino
para poder gemir de dolor.

No importa si me oyes gritar o si me oyes gemir,
siempre que me lleves por ese camino
al que solo tú conoces
y con el que contigo
me voy.

¿Acaso tiene caso?

He querido llamarte,
he tenido la intención de buscarte.


Tuve, tengo, tendré la necesidad de tí.
De toda tú.

Quiero sentir tu presencia,
tu calor,
tu sonrisa cerca de mí.

Quiero sentirte en mi piel,
que me toques,
que muevas mi mundo.

Pero no tiene caso solo querer.

Escribo tu nombre

Me he atrevido a escribir tu nombre,
a buscarlo en internet,
he encontrado miles de coincidencias con tu nombre.

Aparece en todo tu nombre,
me dicen hasta tu tipo de cabello.

¿Porqué no puedo escribir aquí tu nombre?

¿quién lo sabrá?

¿quién deducirá si nadie lee esto?

Ahora escribo esto, para no gritarlo con mis ojos.

He de volver.

Sí he de regresar a este espacio para recordar todo lo que hoy guardé para mí, todas las sensaciones que logré captar.

Guardo ya, desde hace rato, el regalo que me hiciste.