martes, 9 de febrero de 2010

Me preguntas.

Si deseo que me escribas un mensaje,
¡Claro! Estoy esperando me dejes regresar a tí,
ya se que tienes mucho en qué pensar,
muchos con quien compartir,
pero si te pudieras un tiempo para mí
sería agradable,
me dijiste: la próxima semana podremos platicar
y creí en esa idea
me olvidé del "quizás",
ahora regreso a la verdad,
me tienes aún en espera ¿porqué?
Desafortunadamente, es muy obvio que soy el único
al que tienes en dicha espera,
todos los demás están contigo
y tú con ellos,
se nota que no te hago falta,
tú me haces falta,
no te envío mensajes por enojo, no,
es por miedo a que de nuevo no me contestes,
que de nuevo me quede pensando ¿qué daño le hice?
He de haberte dañado demasiado para
que de un día a otro me dejes sin tu presencia.

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