Si ya no puedes regresar a tu orilla izquierda, déjate llevar a donde sea.
Sería bueno olvidarse del brocal del pozo y aventurarse en el río subterráneo.
El día de ayer se ha ido y el que tú fuiste ayer. No trates de levantar del polvo ese amor, porque sólo levantarás jirones y sombras.
Enséñale a tu corazón a caminar de nuevo, como a un niño de meses.
Te dije estas cosas y respondiste:
-Es que soy la costumbre. He tomado veneno todos los días, y me hace falta. ¿Qué droga tremenda es el amor?
Jaime Sabines
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