La Luna esta vez no está acompañada,
está sola, sin estrellas cercanas,
solo estrellas que apenas brillan
a su alrededor,
pero sigue hermosa.
Está creciendo,
va a llegar a ser dentro de poco
una Luna completa,
inigualable,
no necesita nada más,
siendo ella misma es más que suficiente,
las estrellas a su alrededor
son solo pequeños adornos a su belleza.
Sigo observando a la Luna,
buscándola,
deseando encontrarla a diario
para dedicarle una mirada,
unas palabras,
unos besos,
un suspiro.
Luna, ¡cuánto te quiero!
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