miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mi café.

En estos momentos de laxitud
estoy tomando mi dotación de café,
buen café, algo cargado,
colocado en un recipiente con un gran
contenido de dicho líquido(¿elixir?).

Me lo tomo para despertar,
para darme ánimos,
para empezar bien el día,
pero el diablo se acercó a mí,
lo sentí,
se acercó a mi oído,
entro a mi cerebro y justo
cuando estaba degustando los últimos
sorbos de mi delicioso cafecillo,
me hizo cambiar en mi mente
la imagen y sabor de mi café
por un tequilita.

¡Chinche diablo, tas bien cerca!

Pero mejor mi café y va por tí, ¡salud!

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