Tuve la oportunidad de estrechar tu mano, de dirigirte la palabra. Venías acompañada nuevamente de él, no podrás negar que venían muy contentos, dichoso él, que puede decirle a cualquiera (yo no pude ni siquiera darlo a entender alguna vez) que lo acompañas a donde sea y a cualquier hora.
Caí en tus palabras cuando preguntaste: ¿mucho que decir? Y por un momento pensé me darías la oportunidad de estar a solas contigo, pero no, simplemente me dejaste, me diste la mano de nuevo so pretexto de que "había mucha gente cerca", ¡Je!, también él estaba cerca, estaba en el mismo edificio donde seguramente te vería de nuevo y te acompañaría de regreso. Debí haberte dicho que hasta unos minutos antes de verte tenía mucho que preguntar, pero al verte con él, ya no tenía dudas, todo ha sido tan claro, desde ése momento tuve la seguridad, mas no el valor, de que entre nosotros todo terminó. He de practicar mis respuestas, tengo tiempo a partir de hoy, ya nada de preguntas, todo es certeza.
Ni modos. ¿Sabes? Me gustaría ser tan "hombre" para decir: "me vale madre, ahí nos vemos", pero no puedo, este que soy, tal parece que no acaba de entender que tú tienes ya con quien sonreir.
¡Qué poco ser me siento! Y para colmo irte a buscar y no encontrarte, ¡Ja! Eso es ser doblemente necio y pentonto ¿verdad? De seguro si leyeras esto te reirías de mí. Ojalá tuviera el valor de dejarte de lado así como tú lo hiciste conmigo.
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