Soy tan pequeño que no puedo presumir mi estatura,
me escondo de los grandes,
busco fanfarronear lo menos posible sobre mí.
Soy tímido,
me conoces desde hace muy poco,
siempre he estado cerca de tí,
no me atrevía a buscarte por temor a que huyeras
o te rieras al verme.
Tus manos me encontraron un día,
estaba vestido,
llevaba ropa encima,
y fue un gran día cuando ocurrió.
Ahora, cuando te siento cerca,
siempre te busco,
trato de no mostrarme,
para saber si me buscas,
ahora es un juego entre tú y yo.
Tus manos son los suficientemente grandes para cubrir toda mi piel,
recorres mi cuerpo lento,
a veces te detienes y me aprietas suave,
como buscando algo en mí,
en otras ocasiones simplemente me rosas y me haces palpitar de la emoción.
Cuando estoy en tus manos me crezco,
me siento grande, único,
lloro de alegría,
palpito de emoción,
exploto de júbilo.
La temperatura se me sube
y la sangre se agolpa en mi cuerpo.
He oído que dices mi nombre al tenerme en tus manos,
me has dicho que sabes, al sentrir, cuando exploto.
Cuando te alejas de mí,
una vez me has ayudado a secarme las lágrimas,
regreso a mi tamaño,
regreso a ser el mismo pequeño de siempre,
el mismo que espera tu próxima llegada.
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